jueves, 5 de agosto de 2010

LO QUE CALLAMOS.

Olivia caminaba apurada; estaba muy enojada, quería llorar, pero odiaba hacerlo en público; así que llamó a Nicole, su mejor amiga de toda la vida, pero atendió el contestador, así que cortó... le envió un mensaje, y al no conseguir respuesta volvió a llamar una y otra vez. A la quinta vez se decidió por dejarle un mensaje de voz, cosa que nunca hacía.


-Hola Niki... eh, no, nada estoy así como medio mal, con ganas de matar a alguien, pero... por lo visto estás ocupada con algo... -Olivia comenzaba a impacientare y estaba enojada.- Escuchame pendeja te juro que si estás con algún chongo nuevo te rompo el culo a patadas por egoísta y calentona; no puede ser que cada vez que te llame estés con algún tipo... es... perdón amiga, vos no tenés la culpa de nada... nos vemos... Please llamame... necesito hablar con alguien...


Decidida y con el ánimo por el subsuelo, siguió caminando sin saber adónde ir... Terminó en una plaza lejos del centro de la ciudad llorando desconsolada sentada en las hamacas.


De pronto un joven pasó en bicicleta mirándola confundido; tiró la bici en el cordón de la vereda y se le acercó preocupado. Olivia levantó la vista secándose las lágrimas y vió a Jeremías, su mejor amigo...

-¿Oli? Hey, ¿Qué te pasa?
-Hey, hola... nada, eh... no, nada, ya pasó. -Comentó ella evadiendo.
-¿Tus viejos otra vez?
-Ahá... pero a eso se le suma que me peleé con Ori... -Jeremías se sentó en la hamaca de al lado.
-¿Con Ori? ¿Por? Si se llevan re bien ustedes...
-Porque es una frígida y no se lo banca... -Olivia rompió a llorar nuevamente, Jeremías acercó su hamaca y la abrazó.
-Hey, tranquila, va a estar todo bien, vas a ver... -Y le dió un tierno beso en la frente que la tranquilizó bastante. -Vení, vamos a dar una vuelta para que se te vaya esa mala onda que tenés encima, dala...

De mala gana y sabiendo que era imposible negarse al pedido de Jeremías se subió a la bicicleta y se fueron. Además prefería no entrar en detalles, hablar sobre el tema le iba a hacer peor, mejopr callarse una vez más.


Jeremías y Olivia se habían conocido en el séptimo grado de escuela; cuando el primer día de clases la maestra los había puesto a trabajar juntos, y se habían enojado y comenzado a gritarse adentro del aula. Estuvieron el resto de los recreos en dirección y se hicieron inseparables.
Desde el día en que se hicieron amigos pasaron más tiempo en la dirección, ya que junto a Nicole y a Nacho, los mellizos Riganti hacían volver locos a los profesores.

Se sabían de memoria las frases de cada uno, los gestos, las caras de disgusto, no se callaban nada. Jeremías sabía que contaba con Olivia en todo momento para cualquier cosa, "Te banco hasta un delito menor...", solía decir ella. Y así mismo él la apoyabaincondicionalmente en todo...



Llegaron a la casa de Jeremías y fueron al cuarto a escuchar música; Jere tocaba la batería con fluidez desde chiquito, y en su cuerto no podía faltar su intrumento predilecto...

Olivia se sentó en la banqueta de la batería y tomó las vaquetas...

-¿Qué vas a hacer? Salí de ahí atrás Olivia, vas a hacer cualquiera...
-¿Y cómo sabés? Nunca me escuchaste tocar...
-Es porque nunca tocaste...
-Bueno, si, pero es cuestión de probar...
-A ver si me entendés lo que te quiero decir corazoncito del Señor... No es cuestión de agarrar las vaquetas y empezar a tocar; es más complicado que eso...
-Qué tan complicado puede ser...
-Depende el ritmo uqe tengas, porque si no tenés ritmo...
-Yo tengo ritmo. -Comentó Olivia y comenzó a tocar al azar un ritmo cualquiera, bastante bien, para el asombro de su amigo, que la miraba sin entender cómo podía tocar así sin siquiera una lección.
-Wow... eso es algo que no se ve todos los días...
-Gracias, gracias. -Dijo ella riendo...
-¿Estás mejor?
-Si. Gracias; la llamé a Niki, pero no atendió... debe estar con elgún tipo nuevo o algo...
-¿Eh? No, nada que ver... viajó con los viejos a Mendoza... por ahí lo tenía apagado, viste como son...
-¿A Mendoza?
-Si, de unos tíos o algo así...
-¿Nacho también fue? -Jeremías asintió girando hacia la computadora.

Ignacio y Nicole eran mellizos; se llebaban muy bien entre sí, compartían salidad, amistades; todo... iban al colegio con Olivia desde primer grado y con Jeremías desde séptimo. Nicole se llevaba espectacularmente bien con Olivia, pero ultimamente no tanto con Jeremías, ya que cualquier cosa que él dijera le caía mal y empezaba a gritarle, y de más está decir, que él no se quedaba callado por nada del mundo y las discuciones se extendían al punto de dejarlos a ellos dos solos, gritando por razones que ni ellos mismos conocían...


-Hablando de los hermanitos Riganti, ¿qué pasó entre vos y Nicole? -Olivia quería averiguar el por qué a tantas peleas...
-¿Cómo qué pasó? -Al parecer Jere estaba decidido a no ontarle.
-¿Así que no sabés de qué hablo?
-No.
-¿Por qué desde hace como un mes no se paran de pelear? Parecen mis viejos...
-Porque ella está loca y se la agara conmigo todo el tiempo...

Jeremías no la miraba, estaba totalmente cnsciente de que en un momento de interrogatorio no podía mirarla o se daría cuenta de que estaba nervioso...

-Te gusta Nicole... Por Dios, te gusta Nicole...
-No digas estupideces, ¿cómo podés pensar que me gusta Nicole?
-¿No decís siempre que te gusta una pelirroja?
-Nicole no es pelirroja, Oli...
-Si, bah... no, pero al sol si parece...
-Ademá vos sabías quien era la pelirroja... -Dijo jugando con un fibrón.
-Es Micaela, la chica de la heladería
-Si, igual no me gusta más...
-¿No? ¿Desde cuándo?
-Desde hace un añó casi... cuando su novio se enteró "por alguien" y casi me crucifica de cabeza...
-En mi defensa, no vi que estaba atrás mío... con su novio.
-Todo bien, las pelirrojas son muy difíciles. Mejor me arriesgo por las morochas... -Contestó sonriendo.
-¿Me estás diciendo fácil?
-¿Yo? Jamás osaría despertar la furia de la bestia...
-¿De la bestia? Ya vas a ver lo que hace la bestia...

Olivia le tiró a Jere con un almohadón que tenía a mano, pero él lo agarró y se paró de un salto dispuesto a atraparla; ella intentó escaparse del cuarto, pero en el momento en que estaba por abrir la puerta, Jeremías la tiró al piso con un tacle digno de uno de Los Pumas, Olivia cayó sobre un puff y Jere, aprovechando su tamaño, superior al de ella, le escribió la cara y parte de los brazos con el fibrón negro que tenía en la mano.
De todas maneras, Olivia recuperó a tiempo "el arma" y Jeremías se ganó varios rayones en la cara.

De pronto y sin previo aviso, la puerta del cuarto se abrió y Julieta, la hermana menor de Jeremías se asomó desconcertada.
-¿Interrumpo? -Preguntó al ver a su hermano acaballado en el piso sobre Olivia, que reía despeinada llena de manchas negras en la cara...
-No. -Dijo él levantándose de un salto y ayudando a su amiga a ponerse de pie.- Estábamos... jugando.
-¿A los dálmatas? Porque si quieren me pongo el tapado de la abuela y puedo ser Cruella Devil... -Comentó irónicamente...- Necesitaba que me ayudaras con la tarea de Historia, pero si estás ocupado...
-Yo te ayudo. -Exclamó Olivia de un salto.
-¿Sabés algo de Historia? -Julieta no estaba muy convencida...
-¿Perdón? Obvio que sé algo de Historia. ¿O tu hermano te contó malas cosas mías como estudiante?
-Son todas ciertas... Aunque en Historia no éstás dormida... -Se burló Jeremías.
-Me ofende, y que a veces no entienda lo que diga la profesora no significa que esté dormida, honey...

Y desapareció con Julieta por el pasillo, feliz, ya que Julieta la adoraba como a una hermana mayor; incluso la quería más que a su propio hermano, y como el hermano de la niña era su mejor amigo y podía molestarlo cuando se le ocurriera, más lo disfrutaba.
Jeremías se quedó mirándola partir sonriendo embelesado; la joven de curvas finas, que caminaba casi sin pisar el suelo mientras una oscura y larga cabellera le rozaba la cintura, la de las piernas larguísimas que se movías al compás de una música muda, enfundadas en unas botas marrones... la de la mirada de acero que destellaba rayos de luna abanicados por sus largas pestañas; la que lentamente despegaba sus labios de fresa para dejar ver algo más bello que lo anterior, una sonrisa irónica y despistada; esa definitivamente no era la nena que él había conocido en 7º grado... la rebelde con causa, la de los pantalones bolsudos y la trenza desarmada...
La nena con la que alguna vez había compartido sus castigos, sus miedos, sus sueños, sus desilusiones; esa nena había tomado de pronto y sin previo aviso la forma de una mujer hermosa que deslumbraba a cualquier hombre.... y era su mejor amiga.
A Jeremías se le hacía cada vez más difícil hablarle sin que por un instante, la imagen de su amiga se le confundiera con la de una mujer.
Desde la cocina se oían las isas de las chicas; Jeremías observó las fotos que tenía junto a Olivia en el viaje de fin de curso, movió la cabeza sonriendo y deapareció hacia la cocina, tenía que ponerse a pensar en los pueblos antiguos de Asia como hacía mucho no hacía y ayudar a su hermana con la tarea; tratar de concentrarse al lado de su amiga le iba a resultar más difícil de lo que pensaba. Iba a tener que hacer un esfuerzo y callar lo obvio una vez más; como siempre había hecho.



Oriana se quedó toda la tarde pensando en lo que le había dicho su hermana menor... Llegada la noche, y luego de acostar a Manuel, su hijo, y llena de un sentimiento extraño que no conocía, llamó a Olivia al celular. Los primeros tres intentos atendió el contestador... entonces decidió esperar un rato y llamar en privado, Olivia atendió confundiéndola con Jeremías, que acostumbraba a llamar en privado desde que su celular había cobrado vida propia.
-Hola... ¿recién me voy y ya me llamás? ¿Tan indispensable soy? -Contestó riendo.
-¿Eh? ¿Qué decís?
-Vos no sos Jere...
-Obviamenten no. Soy Oriana, no cortes...
-¿Qué querés?
-Pedirte diculpas... siento algo rarísimo que no sé... es como...
-Culpa... Sentís culpa... qué raro... ¿Qué te pasó? ¿Encontraste al mago de Oz y te regaló un corazón?
-Olivia, cortala, no seas estúpida...
-¿Estúpida? Si llamaste para bardearme matate gordi...
-No. No cortes, yo... perdón, me fui de mambo.
-Si es verdad, si no garchás hace mucho yo no tengo la culpa...
-No seas ordinaria...
-Antes estúpida, ahora ordinaria, ¿Algo más para decir hermana querida?
-Ey, no seas así... no te bardeo...
-Yo creo que sí...
-Pará, perdón te dije...
-Si, ya van tres veces que te disculpás...
-En fin, no llamé para pelear.
-Cortá entonces...
-No quiero que estés enojada.
-Necesito estar enojada, hasta que no explote no se me va a pasar...
-Explotá entonces... decime de todo así se te pasa...
-Las cosas no son así Oriana, no es cuando quiera, es cuando algo lo haga detonar...
-Como si, por ejemplo alguien te puteara.
-Aha...
-Bueno entonces, pendeja idiota, ya que no te da la cabecita para explotar y olvidarte de lo de hoy a la tarde te dejo de joder y punto. Matate, me hacés un favor...
Oriana cortó sin decir nada más, esperando lograr que su ahora NO TAN pacífica hermana detonara.
Olivia quedó tarada mirando el aire. No tardó mucho en explotar; llamó a su hermana.
Oriana atendió, alejando el parlante del celular de su oído, preparada para oir los gritos rabiosos de su hermana...
-Escuchame pendeja inútil, dejame de joder porque no te banco, no sé qué mierda te pasa ultimamente, pero me cagás todo y me tenés podrida y no me banco tu mala onda. Una va con toda la paz encima y vos me tirás bosta, me viniste bardeano toda la semana; no tenés idea lo que es bancarte a tres hermanas locas con todos sus problemas, a tus viejos que pelean, a sus viejos que pelean, a quince profesores estrictos, a una directora menopáusica con cara de culo, lo que es mantener unido a un grupo de amigos que ultimamente se llevan como el orto, intentar estudiar, preparar a pendejos de diez años para que rindan bien una puta prueba y te paguen dus mangos, y si es posible hacer algo para descansar y /o disfrutar... No tengo ni idea qué te pasó... osea, si te peleaste con tu chongo... no sé, a mi no me rompás las pelotas...
Olivia dijo la cosas sin respirar casi, de un tirón...
-¿Terminaste? -Preguntó Oriana...
-Si... creo que si... -respondió Olivia, ya más tranquila.
-Ahora si... ¿me perdonás?
-Si, vos también perdoname...
-Todo bien Oli... tenías razones para enojarte... pero la próxima no te quedés con las ganas de decirme algo ¿okay?
-Okay, hagamos asi: desde hoy no nos callamos nada.


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LO QUE CALLAMOS-.- Por Olivia Cerisoli

Bien sabemos que las cosas que no decimos no se evaporan en el aire; no se hacen humo, no se van... a algún lado irán a parar... pero ¿adónde?
Lo que no decimos se queda ahí adentro, se esconde en ese huequito oscuro que TODOS tenemos en el alma... se acumula, se junta...
Es como las cajas del ático, las de las fotos... juntan mugre, ocupan espacio... en vez de dejarlas ahi deberíamos ponerlas en portar retratos y llenar las paredes de casa.
Con lo que no decimos deberíamos hacer lo msmo... tirarlo, largarlo, soltarlo... cualquier cosa menos dejarlo ahí... porque aunque nos emperremos en decir que no, las palabras pesan, y se transforman en una carga...
Y... por qlgún lado tienen que salir ¿no? Entonces se vuelven dolor de garganta, fienre, tos... nos debilitan tanto que una brisita leve nos enferma...
Lo digo porque lo sé, porque lo padezco, porque me callo todo... y porquesé que lastima... y mejor largarlo ¿no? para qué vamos a dejarlo todo ahí... haciendo mal... al fin y al cabo no sirve de nada...
Bah... de nada; a no ser que seas masoquista o te guste autoflagelarte... y si eso te cabe... allá vos; yo te diría tres cositas nomás...

NO DA GORDIII!!!
Olivia Cerisoli...